Continuamos con la nueva sección "palabras en contra", cuya entrega de la semana pasada fue bien acogida por bastantes lectores. En esta sección exponemos los motivos por los que nos oponemos a los usos de una palabra.
Hoy hablamos de las palabras "caballero" y "señor". Íbamos a criticar sólo la primera, pero la RAE las da como sinónimas y ofrece, para la segunda, el siguiente significado:
Término de cortesía que se aplica a un hombre o a una mujer, aunque sea de igual o inferior condición.
La verdad es que la RAE nos lo ha puesto fácil para poner a parir esta palabra. ¿Cómo que "de igual o inferior condición"? ¿Qué hace el Ministerio de igualdad que no pone el grito en el cielo? Y es que, precisamente, nuestra crítica va por ahí. Nos han dicho mil veces: "caballero, se deja la chaqueta". A lo que nos dan ganas de responder: "Ah, muchas gracias, pero, ¿dónde está mi caballo?" Porque dejémonos de historias, a nadie se le llama putero si no va con prostitutas, ¿no? Pues a nadie se le debe llamar caballero si no tiene un caballo. Cosa, por cierto, que sería pintoresca: ir con un caballo por la calle Velázquez tendría que ser, como mínimo, interesante de ver.
De igual forma viene "señor". "Atención, señores viajeros, Metro de Madrid informa:...". Pero, vamos a ver, al que inventó esa cabecera: ¿se cree que me voy a ofender si me llama sólo "viajero"? Y, si intenta dignificarme, ¿no se da cuenta que estoy viajando en Transporte Público, es decir, el medio de transporte menos distinguido y más popular? No me hace falta que me enaltezca, no me creo de más condición por escuchar que me llamen "señor".
Por lo tanto, abogamos por la eliminación de este uso de los citados términos. No existen caballeros en las ciudades y, los señores, tendrán señoríos. Ni tengo caballos ni creo que un megáfono pueda observar mi señorío. Así que eliminemos este absurdo.
Feliz Semana a todos,
Chema
Vicesecretario de Igualdad
SpaiNews 2.0.
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